Skip to main content

Absolutamente, pero esto es lo que realmente importa… Muchas veces, cuando hablamos de disciplina en la crianza, la palabra en sí puede generar rechazo. Sin embargo, la disciplina no solo es positiva para el desarrollo de un niño, sino que es una pieza clave en su crecimiento. Sin ella, los niños no desarrollarían habilidades esenciales como la perseverancia, la resiliencia o la capacidad de organizarse y afrontar los desafíos de la vida.

La importancia de la autodisciplina

La autodisciplina es fundamental para que un niño aprenda a gestionar su comportamiento, superar dificultades y avanzar en su desarrollo personal. Es lo que les permite regular sus emociones, reflexionar sobre sus acciones y esforzarse para alcanzar sus objetivos.

Si alguna vez te has preguntado si la disciplina es buena para tu hijo, la respuesta es un rotundo sí. Pero la clave está en cómo se aplica.

¿Desde dónde estás disciplinando a tu hijo?

No basta con aplicar disciplina, sino que es importante analizar el origen de la misma. ¿Reaccionas desde la frustración, el enojo o el agotamiento? ¿O lo haces desde una posición de liderazgo, con la intención de guiar y educar?

Cuando la disciplina surge de emociones negativas, puede transformarse en gritos, castigos, amenazas o críticas. Esto puede dar resultados inmediatos, pero a largo plazo no contribuye al desarrollo de habilidades emocionales ni de afrontamiento en los niños.

En cambio, cuando la disciplina se ejerce desde el acompañamiento y el liderazgo, ayuda al niño a adquirir herramientas para enfrentar la vida con confianza y madurez.

Dos maneras de aplicar la disciplina: control o liderazgo

Existen dos enfoques principales cuando se trata de disciplina:

  • Disciplina basada en el control: «Haz lo que te digo o habrá consecuencias.»
    • Este método puede hacer que un niño obedezca en el momento, pero no le enseña cómo afrontar desafíos ni cómo autorregularse.
  • Disciplina basada en el liderazgo: «Sí, necesitas hacer lo que te digo. No siempre, pero muchas veces. Tengo más experiencia y puedo ver el panorama general de una manera que tú aún no puedes. Sé que puede ser difícil, pero estoy aquí para guiarte y apoyarte hasta que aprendas a hacerlo por ti mismo.»
    • Este enfoque convierte la disciplina en una oportunidad de enseñanza y crecimiento en lugar de una simple imposición.

Es cierto que no siempre será fácil mantener esta perspectiva, especialmente en días difíciles. Sin embargo, cambiar el enfoque de la disciplina puede marcar una gran diferencia en la forma en que los niños la reciben y aprenden de ella.

La disciplina no tiene que ver contigo, sino con el desarrollo de tu hijo

Puede ser difícil de aceptar, pero la disciplina no debería basarse en cómo te sientes en un momento determinado. Más bien, debe centrarse en lo que tu hijo necesita para crecer y desarrollarse plenamente.

Cuanto menos dejes que tus propias emociones—como la ira, la frustración o la ansiedad—influyan en la disciplina, y más te enfoques en ser un líder firme y equilibrado, más impacto positivo tendrá en tu hijo.

Ser padre no significa ser perfecto. No hay un camino sin errores, y es natural equivocarse, aprender y volver a intentarlo. Lo importante es entender el papel que desempeñas en la educación de tu hijo y cómo puedes ayudarlo a crecer de la mejor manera posible.

¿Te da pereza leer mil artículos y ver tantos reels sobre crianza para acabar sintiéndote igual? Déjame tu email y te envío un secreto cada semana que te permite conectar de verdad con tu hijo/a. Muchas mamás ya están dentro. Por cierto, al entrar te llega un regalo directo a tu bandeja :)

* indica que es obligatorio
Samantha Álvarez

Caminaremos juntas. La crianza ya es desafiante como para llevarla en solitario. Guía Montessori AMI, Socióloga, Disciplina Positiva, Educación Respetuosa, Mentora crianza.