Cuando el estrés toma el control en la crianza
Todos hemos estado ahí: te apresuras para salir de casa con tus hijos y, justo cuando crees que lo lograrás, tu pequeño decide tirar al suelo todo el contenido de la bolsa de pañales mientras te mira fijamente. De inmediato, una sensación de calor te sube al rostro, el pecho se te aprieta y el corazón comienza a latir más rápido.
Estos son signos de que tu cuerpo ha activado la respuesta de lucha o huida. Este mecanismo, diseñado para ayudarnos a sobrevivir ante el peligro, puede activarse en la crianza incluso cuando no hay una amenaza real.
Saber identificar esta reacción te permitirá responder a tus hijos con calma en lugar de reaccionar desde la ira o el miedo.
¿Qué es la respuesta de lucha o huida?
Es el nombre que se le da a la activación del sistema nervioso simpático cuando percibimos una amenaza. En la prehistoria, nos ayudaba a huir de depredadores. Hoy en día, sigue activándose cuando sentimos peligro, ya sea físico (una calle oscura) o emocional (una falta de respeto percibida de nuestro hijo).
Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo experimenta cambios inmediatos:
✔️ Se acelera el ritmo cardíaco.
✔️ Se tensan los músculos.
✔️ La respiración se vuelve más rápida.
✔️ Disminuye la capacidad de razonamiento y autocontrol.
Es decir, en momentos de lucha o huida, nos cuesta pensar con claridad y podemos reaccionar de forma impulsiva con nuestros hijos.
¿Por qué es importante reconocerla?
Esta reacción, aunque natural, puede afectar nuestra relación con nuestros hijos si no aprendemos a gestionarla. Cuando estamos en lucha o huida, nuestra corteza prefrontal (responsable de la toma de decisiones y el autocontrol) queda temporalmente fuera de servicio.
El resultado:
❌ Perdemos la paciencia con facilidad.
❌ Nos cuesta comunicarnos de manera efectiva.
❌ Podemos imponer castigos impulsivos de los que luego nos arrepentimos.
Además, la lucha o huida es contagiosa: los niños perciben nuestra tensión y pueden entrar en el mismo estado de estrés, lo que dificulta aún más la crianza.
Cómo reconocer si estás en lucha o huida
Si notas estos signos en tu cuerpo durante un conflicto con tu hijo, es posible que hayas entrado en lucha o huida:
🔸 Tensión en la mandíbula o los hombros.
🔸 Sensación de calor o presión en el pecho.
🔸 Pensamientos como “Lo hace para molestarme”.
🔸 Impulso de gritar o reaccionar bruscamente.
El primer paso para manejarlo es notar cuándo ocurre. En el próximo artículo, exploraremos estrategias concretas para regular esta respuesta y criar desde la calma.